domingo, 13 de febrero de 2005

¿Qué podría decir que no pareciera presuntuoso?

¿No es acaso un empeño descabellado realizar un trabajo artesanal que hoy se consideraría, si tuviera siete u ocho siglos, una obra de arte? ¿Tiene sentido emprender esta tarea en plena explosión de desarrollo tecnológico?

Para mí, sí; sin duda. Hace tiempo que maduro esta idea y cada día que pasa lo veo más claro. Quien me conoce bien me anima a hacerla realidad. Dice que es perfecta para mí.

Yo sé que seré feliz. No me importan los obstáculos que tenga que vencer, ni el tiempo que tarde en conseguirlo. Mi primer gran libro será para mí y supongo que, cuando yo falte, querrá tenerlo mi hija.

El 24 de febrero de 1980 le dediqué mi primer manuscrito, cuando tenía tres años y cinco meses de edad. Ahora lo tiene ella. Yo me he guardado unas fotos. Recuerdo con cuánto amor lo hice. Porque, realmente, preparación no tenía ninguna. La consulta de un libro de encuadernación y métodos caseros me ayudaron a llevarlo a cabo.

Ahora mis pretensiones son mayores. La preparación para conseguir mi objetivo y el tiempo disponible serán mayores. Y quizás, quién sabe, cuando lo tenga terminado y pueda evaluar lo conseguido, me decida a trabajar para otros... Soñar no cuesta nada.

No hay comentarios: