miércoles, 11 de diciembre de 2013

Embalse de Aralar


Tengo este cuadro colgado en la habitación librería, álbumes, sofá cama, tabla de la plancha y sala de lectura a donde me retiro cuando no me encuentro cómodo en el salón por el motivo que fuere.

Y lo busco en mi álbum de pinturas, y dice, bajo su miniatura, en el iPhoto de mi iMac: «2002-04-16 Embalse d» Ahora mismo cambio por «2002-04-16_EmbAralar». Ya está. El nombre del embalse me ha venido a la mente tras ímprobos esfuerzo de colgar el cuadro tras descolgarlo (eso sale a la primera ¿verdad?) e ir a la cocina a buscar una silla de patas metálicas y asiento de madera resistente para colgarlo sí o sí. Y ha sido colgarlo y acordarme de Aralar. (Lo he descolgado para ver si al dorso del lienzo venía el dichoso nombre, pero no ha habido suerte) Y ¡Qué senectud! ¿No hubiera sido más fácil buscarlo en cualquier ejemplar de mi libro? Porque, aunque he mirado, en imágenes de san Gúguel, el dichoso embalse y parecen coincidir con la mía, esta vista, y este arte, perdonad la inmodestia, las supera a todas.

Bueno, no tengo tiempo ni ganas de hacer una composición con las fotos de los pergaminos extraviados, que es lo que corresponde a esta página, sólo contar que el milagro de mi abstinencia del tabaco desde el 18 de noviembre a las 15:15 h., me tiene anonadado. Voy a contar: Son las 17:36:02 y han pasado 23 días sin el menor atisbo de deseo de humo relajante, ni de nicotina relajante, ni de pruebas de tabacos nuevos y nuevos modelos electrónicos. Me parece una tontería de tal envergadura...