miércoles, 26 de abril de 2006

Nos vamos a la Liébana (Cantabria infinita)



Casi tres meses sin publicar. Pero hoy es obligado hacerlo porque tengo que solicitarle por e-mail a mi amigo Tomás A. J. que me recuerde los sitios maravillosos de su Oviedo natal en la increíble Asturias. Y ya, le diré que mire esta entrada.

Este viaje se lo debemos a mi fantástica esposa Almudena. (Qué buenos son los frailes ..., qué buenos son, que nos llevan de excursión). Vamos a disfrutar del jubileo del año lebaniego viendo el monasterio de Santo Toribio de Liébana donde parece que Beato escribió sus comentarios al apocalipsis. Seguro que ha pensado en mi suegra que nos acompaña y en mí que cumpliré un deseo no manifestado de hace mucho tiempo. Y, como está todo atestado y no ha habido manera de encontrar alojamiento ni en Santander ni en la zona, pues tendremos que alojarnos en Gijón. Y claro, no podemos dejar de ver Oviedo y algo más si da tiempo y Dios salud; ya veremos cómo se tercia, que mi suegra, aunque esté "como una rosa", cumplió el pasado día 8 ochenta y tres.

Y se lo debo a mi Almu porque yo, liado con mis asuntos, ni me había dado cuenta de que la comunidad cántabra se estaba publicitando en prensa con el lema "Cantabria 2006. Liébana Tierra de Júbilo". Y hasta Mariano Rajoy ha salido en la tele haciendo su visita, de manera que mi suegra no va a ser menos.

En fin, le rezaremos al santo para que se solucionen los problemas que puedan solucionarse. Tampoco vamos a pedir milagros difíciles y menos imposibles.

Por otra parte, decir que iré el próximo 8 de mayo, con mi amigo Joaquín (Santiago) S. a las 11:30h al cuartel del Conde Duque, a la IMPRENTA ARTESANAL (teníamos pedida la correspondiente cita con antelación) a fotografiar la "Minerva" que da título al trabajo de encuadernación de mi profesor en la materia, que tuvo la amabilidad de escribirme diciéndome que la foto que tengo publicada no es correcta.

Y en cuanto a mi labor en la Biblioteca Nacional he conseguido reducir la investigación de los aproximadamente 600 facsímiles que tiene en sus fondos a poco más de 100. Y en ello estoy.

Finalmente, la explicación de la fotografía. Como el hambre aguza el ingenio, y por cuestiones de temperatura que ya va aumentando necesitaba trabajar en esa mesa (la zona más fresca de la casa) se me ocurrió colocar el portátil encima de los pergaminos, delante de la impresora y el teclado delante del PC. Como era incómodo, seguí pasando hambre y aguzándoseme el ingenio vi, de pronto, clara la solución. Los pergaminos han ido a parar debajo de la mesa camilla y encima de ellos la impresora y todas las conexiones eléctricas. No creo que se me electrocuten los restos de los corderos.

Además de estar más cómodo, estéticamente queda mejor. Y un día de estos quizás les vuelva a colocar los sargentos de ebanistería. Esto me recuerda a Harrison Ford. Y de esta afición suya hablaré el próximo día y de por qué mis sinapsis lo han relacionado con la música.

Será Dios mediante.