lunes, 12 de diciembre de 2011

Reanudo el trabajo haciendo cajas de texto

Empiezo el cuarto cuadernillo. Son cuatro pliegos, dieciséis folios tamaño A4 que corresponden a las páginas 53 a 68, ambas inclusive.

Introduzco una nueva innovación: Me ahorro la medida de una cara aprovechando la transparencia del pergamino y el hecho de que el otro día arreglé la lámpara, con gran asombro para mi mismo que hube de desarmarla toda pues se había descolgado un brazo y no lucía la bombilla. Era cuestión de revisar la conexión correspondiente a la lámpara que no lucía, una de las ocho de que consta.
Al final, tuve que recurrir a la magia, pero ahí está cumpliendo su función, después de limpiar la mesa y el suelo, pase de aspirador y limpia cristales incluido.

Vamos, que estoy más orgulloso del arreglo de la lámpara que de la reanudación del libro de mi nieto. E incluso más orgulloso que de haber tomado la resolución de hacer un segundo libro para mi segundo nieto que he empezado ya antes de que nazca, aunque no llevará reproducción de su ecografía prenatal porque con las obligaciones familiares y laborales que suponen tener un hijo, a sus padres se les pasó hacerla.

A ver si consigo una foto de Edu hablándole a su hermano a través de la tripa de su mamá.

Bueno: Lo que se ve en la imagen es el calco de la primera señal en la página 64, donde puede observarse la línea horizontal y el número de la página 64 que voy a encajar, así como puede observarse el número 63 de la página anterior que se transparenta.

Si mi fotógrafo personal especializado no hubiera necesitado un día de vacaciones para recuperarse del estrés producido por la semana del terrible puente que acabamos de dejar atrás, la fotografía habría sido sin duda mejor, pero asumo el lema secundario de mi profesión que es «Yo me lo guiso y yo me lo como» (El primario es "Ora et labora").

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