jueves, 16 de octubre de 2008

Charles Nicholl y el vuelo de la mente

He estado estudiando el detalle del dedo amanerado de la Anunciación atribuida a Leonardo da Vinci al que se refiere Charles Nicholl en su magnífica obra “Leonardo, el vuelo de la mente”. Me ha llamado la atención enseguida. Seguramente porque estoy de acuerdo con todas las apreciaciones del autor en las páginas 120 y 121 de la edición de su obra de noviembre 2006 de Taurus. Y me parecen espléndidamente explicadas las faltas de perspectiva producidas por la distinta ubicación del atril según se mire desde arriba o desde abajo. Pero no estoy de acuerdo con la calificación del meñique como amanerado. Yo no veo el dedo meñique amanerado que vemos en la Madonna o los que vemos en Tobías o en el ángel de Verrocchio. Por el contrario, veo un dedo cumpliendo una función útil: Evitar que se cierre el libro cuyo punto de lectura señala el resto de la mano. Ya se adivina el anular conteniendo y el meñique asegurando que todo ese peso de hojas no va a poder con la voluntad de la lectora, a pesar de la conturbatio. 

1 comentario:

M o N y M i A dijo...

Interesante observación, coincido con usted. Curioso me ha resultado que llegúe a su página debido a que tomé una foto igual a la de usted pero sin su mano, el libro gigantesco de donde la tomamos es toda una joya.
Además de lo que comenta, me ha llamado la atención la transparencia de las hojas, el movimiento inusual del nacimiento de las mismas y la tinta negra y roja utilizada en el texto. Todos esos elementos me sugieren un formato de libro digital, futurista, tal vez sea profecía. en fin sólo me he permitido soñar un poco con lo que Da Vinci pintó. Saludos