sábado, 4 de agosto de 2007

Más obstáculos en el camino.



El pergamino que compré enrollado y que he tenido tantísimo tiempo con peso encima, ahora en el momento de utilizarlo resulta que se curva tantísimo como puede, que es mucho. Tendré que ver cómo los copistas medievales fijaban el pergamino al tablero aunque se me está ocurriendo a mi la solución: cortar unos triángulos de cartulina y fijarlos al tablero con chinchetas, sin agujerear el pergamino y sin que el borde de la chincheta deje huella sobre el delicado material

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