domingo, 15 de enero de 2006

Por fin terminé mis apuntes de encuadernación.


La encuadernación requiere tiempo y gran afición y, sobre todo, mucha dedicación. Estoy viendo que me estoy empezando a aficionar, pero tengo claro que mi prioridad es mi gran libro. Y en eso estoy. Pero, volviendo al tema de la encuadernación, es mejor ir por pasos y aprender el lenguaje profesional desde el principio para no andar perdiendo tiempo. Porque esto del aprendizaje del oficio de la encuadernación tiene también su propia liturgia.

De momento, he encuadernado ya tres libros, el primero en guáflex, el segundo en tela y el tercero a toda piel. Tengo en el taller dos libros más preparados para encuadernar, pero ahora he de ocuparme de buscar media piel que tengo extraviada. No es cuestión de ir tirando el dinero. Cuando tenga suficientes libros encuadernados, me apuntaré a un curso de dorado y gofrado.

Bueno, no quiero excederme con el tema de la encuadernación pues volveré sobre él. De lo que quiero dejar constancia es de que ya estoy pergeñando la redacción de mi gran libro. Y también de que tengo trabajo para un año más en la Biblioteca Nacional.

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