Bueno, pues alrededor de cinco minutos después de la una de la madrugada del cuatro de julio, nació Eduardo, mi supernieto. Un chico con personalidad propia. Y muy buen mozo y simpático. Estoy deseando ya que pueda charlar conmigo. Me falta sólo treinta y una páginas para terminarle el libro en el PC. Luego, empezará la árdua labor de caligrafiar con letra gótica los pliegos de pergamino.
César: Que pases unas felices vacaciones.